Salí de la posición de víctima y comencé a vivir mi vida con un propósito claro

El proceso de Coaching con Daraki significó para mí un encuentro conmigo misma, fue como colocar un espejo frente a mí y ver allí reflejados mis miedos, culpas, dudas, sueños y sobre todo, poder ver todo aquello que me había hecho perder mi poder personal.

Al realizar las tareas, tuve la oportunidad de escribir sobre mi proyecto de vida y observar lo que pasaba en mi proceso para lograrlo. Siento que fue muy importante poder contar con alguien que observara lo que me sucedía desde una postura objetiva, pues es fácil volver a caer en las tormentas emocionales y la confusión cuando estamos en marcha hacia nuestros objetivos. Fue impresionante ver (a pesar de llevar “trabanjando” bastante en mi crecimiento personal) cómo mi equilibrio emocional tambaleaba cuando las expectativas relacionadas con mis proyectos se derrumbaban.

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Descubrí entonces, gracias a Daraki quien me confrontó para que pudiera observar, que la mayoría de la veces asumía el rol de víctima, culpando a los demás de mis tragedias y del drama que a diario creaba en mi vida ¿Por qué?, ¿cómo?, después de tanto tiempo yendo de un lado para el otro y leyendo miles de textos, viendo videos, etcétera, seguía en esa situación tan confusa, sintiendo que no podía hacer nada, pues había acumulado información y escuchado opiniones, pero sin aplicar lo que estudiaba.

Fue en ese proceso cuando comprobé que la raíz de todo era muy simple: mis pensamientos. Pude ver que mi sistema de creencias y pensamientos ha estado muy enfocado en lo negativo, pero gracias a los ejercicios de coaching aprendí una técnica para identificarlos e invertirlos, de tal manera que empecé a comprobar que yo era responsable de la realidad que creaba porque muchas veces estaba enfocada en lo negativo, en el miedo, en el error, en el juicio y en la crítica.

Empecé a hacerme responsable de mis pensamientos, a observar mi actitud ante la vida y a creer que yo era responsable, que podía cambiarla y que tal vez, todas las experiencias de dolor que tuve en mi vida, durante mi interacción con el mundo y con las personas que la vida presentó en mi camino, existieron para enseñarme a comprender y ver la dinámica que yo creaba con mi actitud.

Apliqué dicho ejercicio a todo en mi vida, específicamente en el campo laboral. Lo apliqué para hacer el proceso de feedback a mis compañeros; paso a paso aprendí a identificar en ellos sus cualidades positivas, sin juzgarlos ni juzgarme y pude cambiar de actitud con éxito.

Luego de esto, empecé a aplicarlo en otras áreas de mi vida y poco a poco la claridad fue llegando hasta encontrarme con mi propósito y empezar, desde allí, a planear lo que será mi vida de ahora en adelante.

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Sé que faltan aún cosas por hacer, que hay que llevar las cosas a la práctica y que muchas veces el cambio se logra cuando, paso a paso vamos actuando para hacer que nuestros sueños se cumplan. Ahora compruebo que es muy distinto andar por la vida sin saber a qué puerto ir, dejándonos arrastrar por la corriente; a caminar por la vida con un propósito claro que se convierte en tu guía de ruta.

Comprendí que lo demás se viene dando con la fuerza que viene desde el interior, desde allí empieza a florecer la vida, se recupera el poder personal y la luz que nos acompaña para cumplir nuestro propósito en bienestar de otros, sin olvidar la clave:

Propósito Claro + Intensión desde el Corazón (amando lo que haces) + Decisión + Acción

Francy Julieth Moreno V., Asistente de proyectos académicos.

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