¿Por qué nos cuesta cerrar ciclos?

En esta época de fin de año es cuando empezamos a revisar si hemos cumplido los objetivos del año, y empezamos a preguntarnos lo que queremos para el próximo, pero muchas veces, en esa revisión nos damos cuenta de que no cumplimos alguno de los objetivos y no sabemos el por qué.

Una de las razones principales por las cuales no lo logramos, es porque empezamos a desear nuevas cosas, sin siquiera haber cerrado el ciclo con las anteriores. Es como pretender tener un nuevo novio sin haber terminado con el actual.

A lo largo de mi carrera como Coach y el trabajo con mujeres, me he dado cuenta que aquello que más le cuesta a la mujer y más le quita energía, es no aprender a cerrar ciclos. Así que en el Blog de hoy hablaré de las razones por las cuales no cerramos ciclos y entregaré algunos tips para corregirlos.

 

1- Olvidamos cumplir nuestra palabra

Desde que soy madre, cuando le prometo algo a mi hija debo cumplirlo, de lo contrario, ella va a reclamarme y/o gritar hasta que yo se lo de. Lo más grave es que si no cumplo mi promesa, va a perder la confianza en mi. Lo mismo sucede con nosotras mismas, muchas veces nos hacemos promesas y no las cumplimos.

Esas “promesas no cumplidas”, se dan porque olvidamos nuestras metas y compromisos, nos distraemos en el día a día, o nunca las escribimos, y cuando llega el final del año, ya ni nos acordamos qué fue lo que nos propusimos.

Si se te olvidó un propósito de año nuevo, es porque no era importante, era un deseo que no llegó a lo profundo de tu corazón y lo más probable es que era un deseo superficial. Así que lo mejor es olvidarte de él en vez de reclamarte a ti misma que no lo cumpliste. Es siempre mejor hacer eso, que estar día tras día reclamándote que no cumpliste tu palabra.

 

2- Nuestras metas son muy grandes

Todas tenemos sueños y deseos, algunos de estos son pequeños e inmediatos y otros son grandes y a largo plazo. El problema es que cuando nos ponemos esas metas grandes, no medimos las responsabilidades y consecuencias que nos trae,  y entonces al no ver resultados inmediatos desistimos.

Este es uno de los mayores errores que cometemos y es un concepto que refuerzo mucho en el Curso de Mapa de Sueños, pues aprender a proyectar las metas a corto (un año), mediano(5 años) y largo plazo (10 años) es clave para no frustrarnos.

Revisa qué tan grande es tu sueño, divídelo en pequeñas metas y ve cumpliendo meta tras meta, cerrando ciclos uno tras otro. De lo contrario, por la frustración terminarás desistiendo de él.

 

3- Exceso de creatividad

Como mujeres somos muy creativas, y buenas para imaginar haciendo que un deseo nos lleve a otro nuevo. Además, con la cantidad de publicidad que recibimos a diario, nuestras 12 prioridades del año, de repente se convirtieron en 32, y nos preguntamos, cómo sucedió esto. Aquí van algunas de las principales razones:

 

  • No escribiste tus prioridades y perdiste el foco
  • Le dijiste a todo que “Sí” y olvidaste decir “No”
  • Te llenaste de roles, cosas por hacer y de excusas

 

4- Nos desesperamos rápidamente y desistimos de todo

Por falta de planeación, foco y disciplina, nos sentimos perdidas y no logramos nuestros objetivos. Desistir es fácil; por eso, cada vez se requiere más de un coach que te apoye a construir lo que quieres.

Lograr objetivos muchas veces implica rediseñarse y cambiar ciertas actitudes y sobre todo asumir el esfuerzo que implica cumplir un sueño. Recuerda: la desistencia viene de la resistencia a cambiar por dentro.

 

5- El drama del exceso de roles y funciones

Créanme, lo he vivido. Cuando me gradué de la universidad lo único que quería era encontrar un Maestro Espiritual y perfeccionarme en el mundo espiritual. Mi vida era simple. Vivía con mi papá, viajaba por el mundo, tenía relaciones casuales (sin mucho compromiso), y tenía todo mi tiempo y energía para dedicarle a mi trabajo y mi ser interior.

Pero un día todo cambió, comencé una relación comprometida, quedé embarazada, los viajes de trabajo disminuyeron, mis roles aumentaron y todo se volvió un caos. Pasé de ser una mujer responsable, a una víctima del exceso de roles (novia, mamá, empresaria, hija, líder, ama de casa, etcétera).

Tener cosas pendientes por hacer es un estado de victimización: “tengo que hacer esto, o tengo que hacer lo otro”. El mundo nos queda grande y dejamos de ser responsables con nosotras mismas y con los demás. Por alguna extraña razón, como mujeres elegimos asumir demasiados roles y por ende, demasiadas funciones, que hace que la mujer se pierda en el “hacer” y no en el “ser” como era antes.

Nuestro estado de meditación, contemplación y conexión con la naturaleza se ha ido perdiendo poco a poco, hasta convertirnos en personas “estresadas”. La consecuencia de esto es que abrimos muchos capítulos y no nos queda tiempo para cerrarlos o cumplirlos.

El mundo cambió, los roles de una mujer cambiaron, pero fuimos educadas con roles, valores y creencias que hoy no se adaptan a nuestros estilos de vida, generando un gran conflicto interior.

Aquí va entonces una lista de cosas que he hecho que les puede apoyar a cerrar ciclos y equilibrar la balanza de los roles:

  1. Escribe en un papel todos los roles que tienes
  2. Priorizarlos definiendo el más importante y el menos importante.
  3. Elimina los roles no prioritarios, cierra ciclos, habla con quienes debes hablar y haz un cierre impecable.
  4. La próxima vez que elijas obtener un nuevo rol u oportunidad, antes medita bien en tu lista de prioridades y piensa bien si hay espacio para eso. Mide bien el tiempo, el esfuerzo y las nuevas responsabilidades que asumes.
  5. Pide apoyo para organizarte. No somos “super women”, no podemos hacerlo todo solas.
  6. Simplifica tu vida.

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